¿El fin de la Tradición? Los peligros ocultos del Sínodo de la Sinodalidad.

09.11.2024

MODERNISMO HOY


 Los resultados, lejos de estar inspirados por el Espíritu Santo, están motivados por una agenda que pone en riesgo las verdades fundamentales de la fe católica.

J. M. López Vega.

J. María López Vega.

Desde luego, el llamado Sínodo de la Sinodalidad es una farsa. Se trata de un “diálogo” guiado para llegar a unas conclusiones que ya están tomadas y definidas. Desde el primer encuentro sinodal en 2023, las conclusiones han sido repetidas por diferentes “voceros” y están claramente reflejadas en el Instrumentum laboris, un manual que define los temas a tratar y la metodología del Sínodo. Estas conclusiones serán además reforzadas a través del retiro espiritual y la liturgia penitencial que se llevarán a cabo del 30 de septiembre al primero de octubre de 2024.

La transformación del sínodo. De órgano consultivo a deliberativo.

El Sínodo, originalmente, era un órgano exclusivo para los obispos, donde se discutían temas pastorales no dogmáticos y se convocaba solo en caso de necesidad. Sus conclusiones debían ser revisadas y aprobadas por el Papa. Sin embargo, tras el Vaticano II y con la instauración del Motu Proprio Apostolica Sollicitudo por Pablo VI, el Sínodo adquirió carácter permanente, aunque continuaba siendo consultivo.

Con la llegada de Bergoglio, la naturaleza del Sínodo cambió radicalmente: ya no es exclusivo de los obispos, sino que se abre a todos los cristianos, incluyendo a no católicos. Además, se pretende que sus conclusiones tengan un carácter deliberativo, lo que significa que podrían aplicarse directamente a la Iglesia Universal sin la revisión de la Santa Sede.

La manipulación del proceso. Conclusiones dirigidas y controladas.

Las conclusiones del Sínodo ya están predefinidas, y el proceso parece diseñado para guiar la discusión hacia resultados específicos. A continuación, se presentan tres ejemplos que muestran cómo el resultado está siendo manipulado.

1. Ecumenismo sin Cristo: Bergoglio ha afirmado que “todas las religiones conducen a Dios”, como lo expresó en su visita a varios países asiáticos. Esto implica que una de las conclusiones del Sínodo será la promoción de un ecumenismo que no reconoce la divinidad de Cristo ni la exclusividad de la Iglesia Católica como camino de salvación. Este es un ataque frontal a la fe, que pone a la Iglesia Católica en el mismo nivel que religiones paganas, lo que representa una verdadera apostasía.

2. Los nuevos pecados: En el Instrumentum laboris se han listado una serie de nuevos pecados, entre los que se incluyen:

• Pecado contra la paz.

• Pecado contra la creación.

• Pecado contra las poblaciones indígenas y migrantes.

• Pecado contra las mujeres, la familia y los jóvenes.

• Pecado por utilizar la doctrina como “piedra para arrojar”.

• Pecado contra la pobreza.

• Pecado contra la sinodalidad, definido como la falta de escucha, comunión y participación.

Estos pecados, lejos de surgir de una reflexión teológica genuina, parecen diseñados para imponer una agenda. Cualquier participante que se oponga a ellos será considerado un pecador, eliminando cualquier posibilidad de debate real. Las conclusiones del Sínodo ya están predeterminadas, antes incluso de que la discusión comience formalmente.

3. Predicadores controversiales: El principal predicador del Sínodo será Timothy Peter Joseph Radcliffe, un dominico conocido por sus posturas heterodoxas, que ha apoyado la ordenación de mujeres y las relaciones homosexuales. Además, James Martin, el “apóstol de los homosexuales”, también es parte de este sínodo. No es difícil prever que las conclusiones del Sínodo incluirán concesiones a favor de los homosexuales, los divorciados y la posible ordenación de mujeres como diáconas o presbíteras.

Nuevos pecados: Un ataque a la Doctrina de la Iglesia.

El establecimiento de estos nuevos pecados pone en peligro la Doctrina Moral de la Iglesia, que se fundamenta en los Mandamientos de Dios. A continuación, se analizan algunos de estos “nuevos pecados” y sus implicaciones:

¿Es la pobreza un pecado? Cristo fue pobre, y muchos santos se despojaron de sus bienes para seguirle más de cerca. Los sacerdotes hacen voto de pobreza, y el apego a la riqueza es lo que se considera pecaminoso. Como dice el Evangelio: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de los cielos” (Mateo 19:24). ¿Cómo puede entonces ser la pobreza un pecado?

¿Atentar contra la paz es pecado? La verdadera paz solo es posible si Cristo es el centro de la vida social. La historia humana, marcada por el pecado original, está llena de conflictos, y el mismo Cristo dijo: “No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada” (Mateo 10:34). La paz plena está reservada para el Cielo, y mientras tanto, los cristianos estamos llamados a luchar contra las fuerzas del mal.

¿Oponerse a la migración es pecado? Si bien es un deber cristiano acoger al necesitado, este deber tiene límites. La prudencia exige que se considere el impacto de la acogida, especialmente cuando el migrante tiene creencias o costumbres que pueden poner en peligro la fe y la cultura cristiana. El caso de la Europa cristiana, invadida silenciosamente por migrantes musulmanes, es un ejemplo claro de cómo la migración puede alterar profundamente una sociedad.

¿Es pecado usar la Doctrina como “piedra” para corregir? Corregir al que yerra es una obra de misericordia, y la Doctrina de la Iglesia debe ser utilizada para guiar a los que se desvían del camino de la verdad. Sin embargo, para aquellos que no desean ser corregidos, la verdad puede sentirse como una piedra que hiere. La Doctrina, cuando se utiliza adecuadamente, siempre será un acto de caridad.

Conclusión: Un Sínodo con resultados predeterminados.

Nada bueno puede esperarse del Sínodo de la Sinodalidad. Una encuesta realizada por el Vaticano preguntó si la sinodalidad podría mejorar la misión y la participación de los bautizados. El 88% de los encuestados respondió no. Poco después, el Vaticano retiró la encuesta de su página web.

Este Sínodo no es más que un mecanismo para legitimar reformas que ya han sido decididas desde las altas esferas del Vaticano. No se trata de un verdadero diálogo, sino de una imposición que pretende presentarse como consensuada. Los resultados, lejos de estar inspirados por el Espíritu Santo, están motivados por una agenda que pone en riesgo las verdades fundamentales de la fe católica.