
EL JUBILEO DE ROMA 2025 Y LA MAFIA DE LAVANDA
MODERNISMO HOY
San Pablo habla de la perversidad de este pecado antinatural, que además de la ofensa a Dios, pervierte los corazones de los hombres. No lo dice de manera retórica; lo dice directamente, para que no quede duda alguna. Pero también condena a quienes aprueban o favorecen a los que lo hacen.
J. M. López Vega
JM López Vega
El Jubileo que se celebra este año en Roma es una tradición de la Iglesia que surge en el año 1,300. Hasta antes del año 2,000 se celebraba cada 50 años, pero ahora ya se celebra cada 25 años. Esta peregrinación atrae a miles de peregrinos de todo el mundo. Lo que tiene de especial es que, quienes cruzan por las Puertas Santas de las basílicas mayores de la Ciudad Santa, ganan indulgencias plenarias, siempre y cuando lo hagan con un verdadero arrepentimiento por los pecados cometidos y un deseo de conversión espiritual.. El Jubileo también recibe el nombre de Año Santo.
Las Puertas Santas de Roma están presentes en las basílicas mayores, que son cuatro: San Pedro en el Vaticano, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. Estas puertas especiales sólo se abren con motivo del Jubileo. Este año se realiza el Jubileo bajo el lema "Peregrinos de la Esperanza". ¿Qué tiene de especial este Jubileo 2025? Entre los cambios realizados por la iglesia postconciliar destaca uno que por sí solo obscurece el esplendor que pudiera tener un año centrado en el perdón y la misericordia: En el calendario de este "Año Santo", aparece una peregrinación dedicada a la comunidad LGTB+.
Posiblemente pase inadvertido para algunos, pero el mismo logotipo de este año jubilar ya anunciaba la presencia de este grupo: un grupo de cuatro figuras humanas, de distintos colores abrazando una cruz que termina en un ancla.

Hay una contradicción intrínseca entre el Jubileo, vinculado con el perdón y la conversión y las prácticas LGTB+. No se puede obtener el perdón de Dios si no hay un verdadero arrepentimiento. Y las prácticas homosexuales, por definición de la Iglesia, son "intrínsecamente perversas", pues son antinaturales y estás señaladas de esa manera en la Sagradas Escrituras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, especialmente en al Levítico 18 y 20 y en San Pablo a los Romanos, mientras explica las consecuencias del alejamiento de Dios (1, 24-32):
Por lo cual Dios los abandonó a los deseos de su corazón, a los vicios de la impureza: en tanto grado que deshonraron ellos mismos sus propios cuerpos: ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios: dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador, el cual es digno de ser bendito por todos los siglos. Amén.
Por eso los entregó Dios a pasiones infames. Pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario a la naturaleza.
Del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la hembra, se abrasaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas, varones con varones, y recibiendo en sí mismos la paga merecida de su obcecación.
Pues como no quisieron reconocer a Dios: Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del hombre, quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad: llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos; chismosos, infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres, irracionales, desgarrados, desamorados, desleales, despiadados.
Los cuales, en medio de haber conocido la justicia de Dios, no echaron de ver que los que hacen tales cosas son dignos de muerte: y no sólo los que las hacen, sino también los que aprueban a los que las hacen[1].
San Pablo habla de la perversidad de este pecado antinatural, que además de la ofensa a Dios, pervierte los corazones de los hombres. No lo dice de manera retórica; lo dice directamente, para que no quede duda alguna. Pero también condena a quienes aprueban o favorecen a los que lo hacen.

Este es un punto crucial para entender la situación de la iglesia actual, que permite y hasta pregona la bondad de este pecado y, además, lo bendice, como sucede en Alemania y en otros países, incluyendo las Estados Unidos. ¡Es totalmente inadmisible que esto suceda dentro de la Iglesia!
Junto con las Sagradas Escrituras, también la Tradición lo condena. Varios Santos y Padres de la Iglesia sancionan la abominación de la sodomía. Entre ellos están: San Jerónimo, San Gregorio Magno, San Juan Crisóstomo, San Agustín y Santo Tomás de Aquino, pero de manera especial combatió este horrible pecado San Pedro Damián.
¿Cómo es que hemos llegado a este punto, al grado de incluir una peregrinación LGTB+ en el Año Santo de 2025?
Hay un grupo de sacerdotes, obispos y hasta cardenales, que son, o al menos permiten, las prácticas homosexuales. Entre ellos se proveen ayuda, se promueven para ascender en la jerarquía eclesiástica y se protegen. A este grupo se le conoce como "La Mafia Lavanda".
Su fuerza dentro de la Iglesia es grande. Quienes estuvimos al pendiente de la celebración de este Año Jubilar nos dimos cuenta que aparecían y desaparecían del calendario oficial (efecto de las luchas internas), eran incluidos en algunas versiones y borrados en otras. Pero finalmente prevalecieron, demostrando así su poder dentro de la Iglesia.
Pero lo más grave, a los ojos de un fiel católico, es que Prevost (León XIV) haya recibido al jesuita James Martin, conocido como el "apóstol de los homosexuales", en este mes, apenas unos días antes de la mencionada peregrinación LGTB+. Según comentó a los medios el P. Martin después de la entrevista, recibió todo el apoyo de Prevost. El Vaticano no ha desmentido esa afirmación, por lo que suponemos que resulta verdadera.
Es cierto que Bergoglio fue el que organizó el programa de este Jubileo, pero murió hace cuatro meses. No podemos adjudicarle esta profanación de la Basílica de San Pedro, que se siguió a la peregrinación. Si Prevost hubiera estado en desacuerdo, seguramente lo habría impedido. Pero sólo el silencio de la Santa Sede atestigua la cruda realidad del Vaticano; sin duda la visita de Martin y la marcha de los homosexuales fue aprobada por Prevost.
Me permito citar una nota escrita por Massimo Viglione en Duc in Altum[2]:
Hay que aclarar inmediatamente que esta horrenda profanación es aún peor que la de la Pachamama.
La Pachamama es un ídolo pagano que Bergoglio veneraba… La "cruz" arcoíris que entró en San Pedro es en sí misma un ídolo, pagano e incluso infernal, pero está cargada de un significado que va más allá de la Pachamama, que, en última instancia, es "solo" una deidad. De hecho, la "cruz" arcoíris representa no solo el rechazo de Jesucristo Dios, sino la guerra contra la ley divina y natural.
La "cruz" arcoíris es una blasfemia y una guerra contra Dios y contra la ley divina y natural. Pero, sobre todo, es una parodia satánica de la única Cruz verdadera…
Esta peregrinación de pervertidos y las acciones de sus protectores en el Vaticano apenas representan la punta de un iceberg respecto a lo que sucede en la Iglesia con la Mafia de Lavanda. Son muchos y variados los actos y los actores que apuntan a la destrucción de la Iglesia, teniendo como base la corrupción moral.
El problema se manifiesta desde la misma cabeza del Vaticano. Cuando Francisco emitió su Encíclica Amoris Laetitia introdujo el relativismo moral de corte situacional, en el que se afirma que algunos pecados pueden ser o no, dependiendo de la situación o, mejor dicho, de la conciencia del pecador. Si el que comete pecado se siente bien, no hay problema. Entonces ya no hay una moral objetiva, centrada en la razón, sino basada en los sentimientos. ¡Es un relativismo moral, totalmente anticatólico! Este punto se aplicó especialmente a los divorciados vueltos a casar. Según la doctrina de la Iglesia, cometen adulterio si su esposa(o) aún vive y, por ende, no pueden acercarse a la comunión.
Y consecuencia de este documento papal, apareció Fiducia supplicans, carta apostólica del mismo Francisco, que permite las bendiciones a las parejas homosexuales.
Es necesario mencionar que el Episcopado Africano, en su conjunto, rechazó ambas propuestas del Vaticano, y tomaron la decisión de no aplicarlas en sus diócesis. Roma no hizo otra cosa que justificar débilmente sus documentos, pero tuvieron que aceptar la decisión de los valientes obispos africanos.
El Episcopado Alemán desde hace un par de años abogó por la eliminación de los actos homosexuales como pecado y fueron más allá; en contra de las indicaciones del Vaticano, bendijeron a parejas homosexuales, como si se tratara de un matrimonio. Si bien el Vaticano les había prohibido, cuando lo hicieron, no los sancionó. Dicen que lo prohíben, pero no condenan a quienes lo hicieron.
Juan Claude Hollerich, Cardenal y Arzobispo de Luxemburgo cuestiona la moral sexual de la Iglesia. Dice que debe cambiarse para adaptarse a los tiempos. Esto implica eliminar como pecado a la homosexualidad.
En Estado Unidos quien lleva la bandera del lobby LGTB es el arzobispo de Chicago, quien junto con el arzobispo de Washington Robert McElroy y el padre James Martin promueven y defienden la homosexualidad, y abogan poque se cambie la doctrina de la Iglesia sobre este tema.
Desde luego, aún tratándose de la Iglesia postconciliar, se han levantado voces que reafirman lo que siempre ha enseñado la Iglesia. Ya desde la aparición de Amoris laetitia y Fiducia Supplicans presentaron objeciones bien fundadas. Entre ellos destacan los cardenales Brandmüller, Eleganti, Zen, Müller, Schneider, Sarah, Burke y Sandoval Íñiguez.
Hace unos días, el obispo Athanasius Schneider[3], hablando ya de la peregrinación LGTB+ durante el Jubileo 2025, que llegó hasta la misma Basílica de San Pedro, donde atravesaron varias parejas homosexuales (de la mano y besándose) la Puerta Santa, manifestó su indignación:
Cruzar la Puerta Santa y participar en el Jubileo sin arrepentimiento, promoviendo una ideología que rechaza abiertamente el Sexto Mandamiento de Dios, constituye una profanación de la Puerta Santa y una burla a Dios y al don de la indulgencia.
Las autoridades responsables de la Santa Sede han socavado y cuestionado eficazmente la validez del Sexto Mandamiento de Dios, en particular su condena explícita de la actividad homosexual. Se han mantenido al margen y han permitido que se burlen de Dios y que sus mandamientos sean despreciados…
Los sacerdotes que alientan a la gente a participar en actividades homosexuales o en un estilo de vida homosexual son criminales espirituales y asesinos del alma.
Esta peregrinación ha constituido un parteaguas en la vida de la Iglesia. La abominación sexual ha entrado en San Pedro, con el beneplácito de la Santa Sede. La jerarquía eclesiástica romana ha rendido la bandera de Cristo a las hordas multicolor de Satanás.
[1] El sombreado es nuestro.
[2] Massimo Viglione. 13 de septiembre de 2025. La revolución anticristiana está dentro de la Iglesia. Pero el juego ha terminado y ya no hay excusas. DUC IN ALTUM. Recuperado de:
https://www.aldomariavalli.it/2025/09/13/la-rivoluzione-anticristica-e-dentro-la-chiesa-ma-il-gioco-ormai-e-scoperto-e-non-ci-sono-piu-scusanti/
[3] Athanasius Schneider. 11 de septiembre de 2025. Cuando la Santa Sede apoya la abominación de la sexualidad. STILUM CURIAE. Recuperado de:
https://www.marcotosatti.com/2025/09/11/mons-schneider-quando-la-santa-sede-caldeggia-labominio-0m0sessul/
