La Maternidad de la Santísima Virgen

09.10.2025

xMARIOLOGÍA


Entre todos los títulos de alabanza tributados a Nuestra Señora no hay ninguno más glorioso que el de Madre de Dios.

Dom Prosper Guéranguer O.S.B.

Dom Prosper Gueranguer

Entre todos los títulos de alabanza tributados a Nuestra Señora no hay ninguno más glorioso que el de Madre de Dios. Ser Madre de Dios es el porqué de María, el secreto de sus gracias y de sus privilegios.

Para nosotros este título encierra en sustancia todo el misterio de la Encarnación; y no hay otro por el que podamos con más razón felicitarla a ella y regocijarnos nosotros. San Efrén justamente pensaba que, para dar uno prueba cierta de su fe, le bastaba confesar y creer que la Santísima Virgen María es Madre de Dios.

Teotokos, Madre de Dios: así se la llamó a María en todo tiempo. Hacer la historia del dogma de la maternidad divina sería hacer toda la historia del cristianismo. El nombre Teotokos de tal forma había penetrado en el espíritu y en el corazón de los fieles, que se armó un escándalo enorme el día en que ante Nestorio, obispo de Constantinopla, un sacerdote, portavoz suyo, tuvo la osadía de pretender que María no era Madre más que de un hombre, porque era imposible que un Dios naciese de una mujer.

MARÍA EXTERMINADORA DE LAS HEREJÍAS

"Alégrate, oh Virgen María, porque tú sola has destruido en todo el mundo todas las herejías." Esta antífona de la Liturgia demuestra claramente que el dogma de la maternidad divina es el sostén y la defensa de todo el cristianismo. Confesar la maternidad divina, vale tanto como confesar, en el Verbo Encarnado, la naturaleza humana y la naturaleza divina, y también la unidad de persona; es afirmar la distinción de personas en Dios y la unidad de su naturaleza; es reconocer todo el orden sobrenatural de la gracia y de la gloria.

MARÍA ES CON TODA VERDAD MADRE DE DIOS

"Del mismo modo que a las demás mujeres se las llama madres, y lo son realmente, porque en su seno formaron nuestra sustancia caduca y no porque creasen el alma humana, así alcanzó la Virgen la maternidad divina por el hecho de haber engendrado a la única persona de su Hijo."

CONSECUENCIAS DE LA MATERNIDAD DIVINA

De aquí se derivan como de una misteriosa y viva fuente la gracia especial de María y su suprema dignidad después de Dios. La Bienaventurada Virgen María tiene una dignidad casi infinita, dice Santo Tomás, y proviene del bien infinito que es Dios.

MARÍA Y JESÚS

La maternidad divina une a María con su Hijo con un lazo mucho más fuerte que el de las demás madres con respecto a sus hijos. Estas no son las únicas que intervienen en la generación, mientras que la Santísima Virgen fue ella sola la que produjo a su Hijo, el Hombre-Dios, de su propia sustancia. Jesús es fruto de su virginidad.

MARÍA Y EL PADRE

La maternidad divina liga a María con el Padre de una manera que no se puede expresar con palabras humanas. María tiene por Hijo al mismo Hijo de Dios; imita y reproduce en el tiempo la generación misteriosa por la que el Padre engendra a su Hijo en la eternidad.

MARÍA Y EL ESPÍRITU SANTO

La maternidad divina une igualmente a María con el Espíritu Santo, ya que por el Espíritu Santo concibió al Verbo en su seno. León XIII llama a María: Esposa del Espíritu Santo. Y María es su santuario privilegiado a causa de las maravillas inauditas de la gracia que ese Espíritu divino obró en ella.

Texto tomado de:

Dom Prosper Guéranger, O.S.B., El Año Litúrgico, Tomo III (o correspondiente según la división de la edición), "11 de octubre - La Maternidad de la Santísima Virgen María".