
LA OPINIÓN DE FRANCISCO SOBRE EL SACERDOTE: EGOÍSTA, MANDÓN, AMARGADO Y NEURÓTICO.
Por J. M. López Vega.
Hace unos días, Aldo María Valli, publicó una nota[1] sobre la incomprensible la visión que Francisco tiene sobre el sacerdote… Lo define como egoísta, mandón, amargado, solterón, aristócrata y neurótico. Por eso es que Valli se atreve a decir que posiblemente Francisco ha tenido mala suerte con los sacerdotes que ha conocido… o quizás es otra la intención de sus duras palabras es otra.
Es que el sacerdote tiene una dignidad altísima y divina, como dice el P. Faría[2]: tiene el poder sobre el cuerpo real de Cristo; y tiene poder sobre el cuerpo místico de Cristo, es decir, los fieles; a los cuales enseña, reconcilia y santifica; y es el mediador entre Dios y los hombres. ¡No es poca cosa! ¡El sacerdote merece más respeto!
Debemos recordar que no hay Eucaristía sin el sacerdote[3]. El Señor no puede estar plenamente con nosotros si no se renueva su presencia viva, salvadora, en el altar. La contemporaneidad de Cristo con cada generación, con cada hombre, sólo es posible si se actualiza, si se revive, el misterio de la Redención a través del gran milagro de la Eucaristía, desde las manos y los labios de un sacerdote. Es el ministro de Dios: es otro Cristo.
Por eso resultan enigmáticas las palabras de Bergoglio. Aun suponiendo que fuera un hombre con más defectos de lo habitual. El simple hecho de ser sacerdote, de haber sido elegido por Dios, y haber recibido el sacramento del Orden; y como resultado de esta unción, de tener manos sagradas con las cuales puede tomar a Cristo al altar, y perdonar los pecados, lo hacen distinto de los demás.
Hay dos posibles razones para estas duras palabras de Bergoglio. Por una parte, quiere "desclericalizar" la iglesia, esto es, quitar al clero el estatus que su ministerio le confiere. Quiere que los sacerdotes sean algo parecido al resto de los hombres que conforman la iglesia, sin distinciones, sin privilegios. Esto es imposible. Porque el sacerdote, además de una vocación especial, en la que el mismo Cristo lo ha llamado para ser "pescador de almas", y haber recibido de las gracias especiales en el Sacramento del Orden, por eso es especial, distinto.
Tan solo pensemos en tres escenarios sin la presencia del sacerdote: El primero, es el mundo sin sacerdotes y sin la Eucaristía, ¿qué vamos a hacer sin participar de la Redención diaria que nos ofrece la Santa Misa? Segundo: El hombre pecador sin posibilidad de recibir el perdón por sus pecados ahora, cuando se puede… ¿Cómo podríamos vivir, sabiendo que tendremos que pagar por nuestras faltas aquí o en la otra vida? Tercero: En el trance final de nuestra vida, sin la posibilidad de recibir el auxilio espiritual… ¿Tenemos posibilidades de salvarnos?
La otra posible razón de las palabras duras de Francisco es la propuesta, que surge de sus mismos colaboradores, de la posibilidad de abolir el celibato sacerdotal. Y nos presentan la imagen de un sacerdote incompleto, enfermo, neurótico, porque no tiene esposa ni familia. Bajo este supuesto, tienen sentido todos los calificativos con los que degrada la imagen del sacerdote:
- egoísta, porque no comparte con una familia;
- mandón, porque, acostumbrado a dirigir las almas, no comparte la autoridad con una mujer;
- amargado, porque no ha disfrutado el amor conyugal del matrimonio;
- solterón, porque ha tomado la decisión de ofrecer su castidad a Dios;
- aristócrata, por la dignidad que le confiere el ser elegido y el haber recibido el sacramento del orden;
- neurótico, por la supuesta frustración que genera la soledad.
Nos parece que Francisco se equivoca. No reconoce la dignidad con que Dios mismo -no los hombres-, ha revestido a sus ministros.
Volvemos a recordar que el celibato no es un castigo para el sacerdote; todo lo contrario, es un honor el poder ofrecer al Señor su castidad.
Si sirve de consuelo, preferimos un sacerdote fiel a su ministerio, aunque sea mandón, amargado, aristócrata y neurótico. Porque, si es fiel a Cristo, Él mismo le dará los medios para que desempeñe cabalmente su misión, y derrame su gracia sobre todos nosotros.
[1] Aldo María Valli. 09 de febrero de 2024. DUC IN ALTUM. Egoísta, mandón, amargado, solterón, aristocrática, neurótico. El sacerdote, según Bergoglio. https://www.aldomariavalli.it/2024/02/09/egoista-padrone-amaro-zitellone-aristocratico-nevrotico-il-prete-secondo-bergoglio/
[2] Faría, R. 1999. Curso Superior de Religión. Bogotá. Voluntad. P. 473.
[3] Pascual, F. El sacerdote, esperanza del mundo. CatholicNet. https://es.catholic.net/op/articulos/30389/cat/884/el-sacerdote-esperanza-del-mundo.html#modal